El Festival de Cine de la Lengua Materna siempre ha sido una muestra dinámica de la revitalización de la lengua a través y más allá del cine, con sus conciertos inaugurales que incluyen círculos de tambores y músicos, sus proyecciones de películas en teatros famosos de la capital, y conversatorios con directores de cine, actores, y expertos lingüísticos.
Al aumentar la visibilidad global del trabajo de los cineastas indígenas y al luchar por un mejor acceso a sus películas, el festival celebra, en el fondo, la diversidad lingüística y cultural. Mientras el festival ha sido muy diferente este año (se ha convertido en un ciclo mensual de proyecciones virtuales), su espíritu sigue igual: ofrecer una oportunidad de ver el mundo a partir de nuevas perspectivas. Según Joshua Bell, el director fundador del festival, cada película en una lengua materna “conecta a la gente con la capacidad humana de aprender.”
Detrás de las cámaras, el equipo del Festival de Cine de la Lengua Materna funciona como un grupo de tejedores, hilando visiones, experiencias e ideas diversas para crear un tejido de perspectivas aún mayor. Las conversaciones que ocurren durante las reuniones de selección son siempre fluidas, y todas las opiniones son bienvenidas. En este proceso, cada uno de los miembros del equipo- y también nosotras las pasantes - comparte sus razones para elegir ciertas películas como las más representativas de lo que es el espíritu del cine en lenguas maternas. Este año, rápidamente se nos hizo evidente que el festival no se limita a un solo tipo de obra. Como nuevas participantes del equipo, entrar de lleno en este proceso dinámico nos dejó con muchas preguntas. Antes de formar parte del equipo, pensábamos que era simple la definición del cine en “lenguas maternas”: eran películas que resaltan las lenguas en peligro de extinción, minorizadas, y/o indígenas.
Después de participar en el proceso de curaduría, nos dimos cuenta de que ése no era el único criterio. Hay películas en lenguas habladas por millones de personas que también tienen el espíritu del cine en “lenguas maternas.” Hay otros que no se centran en la lengua, pero aún así fascinaron al equipo entero. Hay unos más que inicialmente pasamos por alto, y que volvieron a ser discutidos después de mirarlos desde una nueva perspectiva.
Entonces, ¿qué es una película en lengua materna?
Para mejor entender el concepto, entrevistamos a los curadores del festival: Joshua Bell (curador especializado en globalización en el Museo Nacional de Historia Natural), Amalia Córdova (curadora digital de medios Latinx del Centro de Tradiciones Populares y Patrimonio Cultural). Kālewa Correa (curadora del arte de Hawai‘i y del Pacífico, del Centro Asiático Pacífico-Americano) y Mary Linn (curadora de lengua y vitalidad cultural en el Centro de Tradiciones Populares y Patrimonio Cultural).
¿Qué es una lengua materna, y por qué es importante? La curadora Mary Linn nos respondió en términos lingüísticos: una lengua materna es la primera lengua que hablamos, la lengua o las lenguas con la o las que nos criaron en casa. Resaltó la relación personal y emocional que tenemos con nuestras lenguas maternas. Esa relación emocional se intensifica cuando nuestra lengua es amenazada o en peligro de extinción. La lengua no es simplemente un medio de comunicación para expresar nuestros pensamientos. Es también a través de ella que buscamos darle un sentido a nuestras vidas y que interpretamos nuestro mundo. Nos ofrece las herramientas necesarias para compartir y entender nuestras experiencias.
Como característica que define al ser humano, la lengua es fundamental para crear y mantener nuestras relaciones. El co-director del festival, Bell, habló de la lengua en términos de parentesco y de las maneras en que nuestras lenguas maternas son esenciales para crear y mantener esas relaciones. Dice que centrarse en la lengua materna “facilita una conexión personal con la lengua, y que esa conexión abre espacios para el respeto y entendimiento mutuo.”
Aun con una mejor comprensión del concepto “lengua materna,” revelar la naturaleza del cine en lenguas maternas fue un proceso muy exigente. La curadora y co-directora del festival, Amalia Córdova, nos invitó a considerar el cine en lenguas maternas no tanto como un género aparte, sino más como un filtro a través del cual mirar las películas. Utilizar el filtro “cine en lenguas maternas” nos lleva a considerar de manera crítica la función de la lengua en las películas. Los curadores se deben preguntar: ¿Qué logra la película al utilizar esta lengua en particular?
Por ejemplo, la curadora y co-directora Córdova nos explicó que trabajar en una lengua indígena puede ser un acto de autodeterminación y resiliencia. Dice ella que “estas lenguas han sido históricamente amenazadas, dispersadas, y reprimidas, al igual que los cuerpos de las personas que las hablan. De alguna manera, la existencia de la lengua trasciende tentativas de etnocidio, genocidio, y desplazamientos territoriales.” Al resaltar temas de arraigo, identidad, afiliación, conexión, y comunidad, la lengua realiza una función deliberada en las películas en lenguas maternas.
El cine en lenguas maternas es una categoría extensa, con la capacidad de llevarnos fuera de cualquier terreno conocido y ofrecernos perspectivas infinitas. Bell nos recordó que el cine en lenguas maternas, al centrarse en la lengua, nos ayuda a deconstruir el mito del monolingüismo como norma prevalente en el mundo, y así revela las abundantes posibilidades que existen dentro de las narraciones y las maneras de ser multilingües.
Más allá de haber impactado a los curadores, todas las películas seleccionadas para el festival fueron elegidas en base a las experiencias y el conocimiento especializado de cada uno. El mismo proceso se ve reflejado en la historia del festival. El co-director Bell enfatizó la importancia del impacto emotivo de películas excepcionales, y recordó uno en particular que lo hace llorar cada vez que lo ve.
Restless River (2019), dirigido por la canadiense Marie-Hélène Cousineau y la directora Inuk, Madeline Piujuq Ivalu, cuenta la historia de una joven Inuk que navega una nueva realidad luego de ser acosada por un soldado a finales de la Segunda Guerra Mundial. Al enfrentar estas experiencias que le cambian la vida, como ser madre, y ante el genocidio cultural que resulta del colonialismo, encuentra la fuerza y resiliencia dentro de si misma. Dado que mucho del diálogo es en inuktitut, Restless River es un gran ejemplo de la fortaleza de la identidad indígena, reivindicada a través de la lengua.
Otra selección notable de la noche de apertura del festival de 2021 fue la película Waikiki (2020), dirigida por el hawaiiano Christopher Kahunahana . A través de la película, realizamos un viaje tanto emotivo como doloroso que nos guía por un proceso de introspección. El curador Kālewa Correa, nacido y criado en Hawai‘i, describió su experiencia al ver Waikiki: “Lo vi y lloré. Habló de la experiencia que muchos de nosotros vivimos en Hawai‘i. La película se centra en la idea de las enfermedades psicológicas en la sociedad y la desconexión con la tierra. Creo que es algo que afecta a todos los hawaianos. Siempre estamos tratando de reconectar con el territorio. Siempre estamos tratando de encontrar esa conexión.”
Estas películas dejaron una impresión duradera en los curadores porque la lengua crea y establece intimidad. Para los que vivimos lejos de nuestra tierra natal, es una manera de reconectar con nuestra familia y cultura. Para los que nos han separado de nuestra tierra natal, nos vuelve a dar arraigo.
Otra elemento para el festival es el proceso de la producción fílmica. El largometraje SGagwaay K’uuna / Edge of the Knife (2018), que proyectamos en 2019, es un ejemplo de ello. Dirigido por el cineasta haida Gwaai Edenshaw y la cineasta tsilhqot'in Helen Haig-Brown, SGagwaay K’uuna es una adaptación del cuento popular haida, transmitido por cada generación a través de cantos y rituales. Situado en la costa Haida Gwaii del Pacífico canadiense del siglo XIX, la película cuenta la dura historia de Adiits’ii, un hombre traumatizado y varado en el bosque después de un trágico accidente. Atormentado por sus acciones pasadas, se convierte en el Gaagiixiid, el hombre agreste.
Cuando nosotras vimos la película por primera vez, sentimos que su poderoso enfoque en las relaciones interpersonales y el trauma superaba las fronteras culturales. La pérdida, el remordimiento, y la redención van de la mano con el proceso de revitalización de la lengua, y demuestran la fuerza de la comunidad. Estos temas son universales, y conectamos con ellos de maneras sorprendentes.
Junto con una cinematografía maravillosa, el logro excepcional de la película es su contribución a la lengua haida, cuyos hablantes trabajaron con estudiantes que aprendían haida para poder crear una película totalmente en su lengua. “El producto final crea conciencia con respecto a la existencia de esta lengua [haida],” dice Córdova. “El proceso mismo de producir la película alcanza el logro increíble de aumentar la cantidad de gente que habla esa lengua. Este es un ejemplo perfecto de la apuesta, o de la manera de entregarse totalmente a un proyecto. No es algo fácil de hacer.”
Para Córdova y Linn, SGagwaay K’uuna fue un importante proyecto experimental de revitalización de la lengua. Linn compartió con nosotras que: “Cuando el niño empezó a hablar haida, me di cuenta que era su segunda lengua. Eso fue cuando empecé a llorar. Están realizando esta gran película en una lengua que aprenden a medida que lo hacen. Eso fue increíble.” SGagwaay K’uuna captó la esencia de lo que es una película en lengua materna, no solo por la película misma, sino también por su proceso de realización. La emocionante y conmovedora historia es reforzada por los esfuerzos de revitalización de la lengua que son centrales al proceso fílmico.
De hecho, muchas veces hay un mayor grado de responsabilidad para los cineastas y/o actores que trabajan en lenguas que no son la suya. En estos casos, el éxito de la película depende esencialmente de la orientación que ofrece la comunidad, además de ser el público principal hacia el que se dirige la obra. Para los cineastas indígenas, la decisión de trabajar en su lengua materna puede ser un acto de conservación, una manera de mantener vivas la lengua y la cultura.
Al inicio, fue un reto entrar en el proceso de curación del Festival de Cine de la Lengua Materna sin conocimiento fílmico amplio. A pesar de la fase de aprendizaje, fuimos capaces de salir de la experiencia con un mejor entendimiento de lo que es el cine en lenguas maternas, y su extensa naturaleza. Mientras el cine en lenguas maternas resalta las lenguas indígenas y minoritarias, va más allá de eso. Este cine se enfoca en el poder que tiene la lengua para hacernos conectar con nosotros mismos, con nuestras propias comunidades, y con culturas que existen más allá de las nuestras.
El cine en lenguas maternas implica reflexión, representación, y comunidad. A través del proceso de curación, aprendimos que este cine no se puede definir de manera única. Es precisamente esta capacidad de expresarse a partir de una amplitud de perspectivas la que hace de este cine un cine en lenguas maternas. Como dice Córdova: “es un concepto generativo e infinito.”
Maddie Van Oostenburg es una pasante del Festival de Cine de la Lengua Materna en el Centro de Tradiciones Populares y Patrimonio Cultural. Acaba de graduarse de la Universidad de Purdue, donde estudió antropología y sociología, e investigó los medios indígenas globales.
Maya Sanchez es una pasante del Festival de Cine de la Lengua Materna en el Museo Nacional de Historia Natural. Está terminando su último año en Barnard College, de la Universidad de Columbia, donde estudia lingüística.
Mariel Tabachnick es una pasante del Festival de Cine de la Lengua Materna en el Museo Nacional de Historia Natural. Acaba de graduarse de la Universidad de Pittsburgh, donde estudió antropología, estudios globales, y francés. Este año, empezará una maestría en antropología visual en la Universidad de Manchester.
Este proyecto recibió apoyo federal del Latino Initiatives Pool, administrado por el Latino Center del Smithsonian.